Se acabó esperar a que los directores de los periódicos publiquen tus
Cartas al director. Se acabó esperar a ir o llamar a las mismas redacciones para informarles de
los problemas de tu barrio, de tu
comunidad o
con tu jefe. Las redacciones pasan a un segundo plano,
las cámaras de televisión se sustituyen por las de fotos y
los audios los puedes grabar en casa.
La sociedad hecha medio.
"Muchos quieren hablar, defundir su propia información, y algunos lo hacen con especial destreza. El periodismo profesional se siente amenazado y no es para menos", dice
Juan Varela en el artículo
El asalto de los medios sociales.
"Las noticias están siendo producidas por gente normal que tiene algo que decir y mostrar. Ya no son sólo difundidas por los medios oficiales que han decidido tradicionalmente cómo será el primer esbozo de la historia. Ahora el primer borrador de la historia lo escribe la antigua audiencia", comenta
Dan Gillmor.
Los medios tienen la obligación de ser más exigentes con la audiencia, afirma Varela. No es para menos, el público ya no se cree todo lo que los 'grandes' del periodismo dicen.
Los usuarios se creen más entre ellos, y no siempre.
Han perfeccionado su sistema de selección, vuelven a nacer las
nanoaduciencias. Para eso existen multitud de medios:
RSS, revisión personal del
uso del hipertexto del blog o web consultados e incredulidad,
mucha incredulidad.
¿Alguna vez habeis experimentado el placer de ir de cañas? Seguro que sí. Es en ese momento cuando uno se encuentra, de repente y sin darse cuenta, con una buena
aplicación y definición del hipertexto. Puede que sólo sea mi casa pero, tal y como lo define Varela,
"los medios sociales son medios participativos en los que la información y, por extensión el periodismo, se define como una conversación". Al gran
José María García le gustaba hablar de la
grandeza del fútbol. Yo hablo aquí, a mi audiencia (mucha o poca), de la grandeza del hipertexto. ¡Hablar y leer como en una buena tarde, tarde-noche y noche de cervezas! Cuando empiezas a hablar, y un tema de te lleva a otro, y ése a uno nuevo; y pasado el rato, cansados de reir, discutir, debatir o comentar pensais en voz alta:
y todo esto... ¡a santo de qué venía!
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